En un tiempo no muy lejano (¡para no desvelar edades!), Virgilio era vendedor en una empresa de insumos de oficina y su hermano, Rafa, era el cobrador ―trabajo delicado como pocos―.
Uno de sus clientes, Buby, era el encargado de comprar los útiles que necesitaba la empresa en la que trabajaba. Cada uno en lo suyo, vivieron el día a día de quedarse sin un material, de tener que comprarlo y tener que pelear el precio, el delivery y el pago.
Con el pasar del tiempo, nació la idea de tener una empresa propia, sin las dificultades que experimentaban todos los días.